sábado, 31 de mayo de 2008

VIVENCIA DEL SATSANGA'5

Dice Krishnamurti:
“mientras escribes lo que digo, no estás atento a lo que digo.”
Krishnamurti, esa flecha al centro de la mente.

A pesar de compartir el interés de la afirmación llevo mi pequeño cuaderno al Satsanga’V. También un puñado de porsiacasos que no usaré en la maleta. ¡No somos ná…!

Apunto en las ponencias, feliz de vislumbrar el brillo de las perlas que otros traen hasta mi entendimiento, haciendo dócil poco a poco la mente; agradecida, casi tranquila, casi humilde.
Percibo en seguida que solamente escribo aquello que tiene visos de poesia, mi pequeño cerebro se sintoniza bien con la palabra bella.
Pienso ¡qué bien!, me estoy volviendo un poco menos erudita.












Por la noche en el sueño, el hermano Francisco me susurra, “palabras, yo también creí alguna vez en las palabras.”

A la luz del día, bajo el inmenso amor de las montañas de Euskal herria, la pequeña tienda verde y amarilla de los gallegos me arranca una sonrisa. “No estamos loooocos que sabemos lo que queremos…vive la vida igual que si fuera un sueño.”

Y todo un día, plagado de retazos de conversaciones, el mundo al revés, y sin embargo el mundo. Me cruzo con una mujer que se alegra en el micrófono del móvil de poder llorar, en el comedor de Asís, la consigna es rellenar las mesas por orden de aparición en la sala. Al revés que en el autobús, al revés que entre las oscuras butacas del cine. Aquí se fomenta el contacto porque el contacto evidencia nuestras semejanzas y nos une, como saben muy bien los que se curran la paz entre las filas recias de Euskadi.

Por mis sentidos, puertas del templo de mi cuerpo, entra la vida, el bulle bulle de los críos por los pasillos, la larga fila de meditadores matutinos por la cuesta de Arantzazu a Gandiaga. El verde y gris infinito de todo lo que nos rodea. Atemporal y milenario, en arpegios dorados, Paniagua nos invita: “no temáis, no temáis…”

Cantar, con las voces de los que se emocionan ante tanta belleza. Respirar el om, fluido y multitudinario.
Es tan precioso ser cursi, ser humana por fin, aquí donde se puede.


He dejado de apuntar, descalza sobre la hierba que me reúne con su savia. Cerca, tan cerca.

El yoga, una flecha a mi corazón.
Ritual y disciplina. Amor y compromiso con la consciencia.

"Om mani padme hum.
Que pueda florecer el loto que bebe de tu alma"

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